TRIBUTO A PAULA Y CURRA

Curra Arroyo, Juan Pinilla y Paula Marín

Palabras de Juan Pinilla:


No podía dejar de escribir de ellas.


Paula Marín fue mi primer gran contacto con el flamenco. Es la socia número uno de la Platería, toda una histórica que ha pasado miles de noches de ensueño al lado de los más grandes artistas del flamenco. Posee un archivo envidiable de la historia de nuestro arte en Granada, y es de esas personas angelicales que ofrece su ayuda a cuántos se le acercan, alma generosa en comportamiento donde las haya. Paula forma parte de ese pequeño ejército de personajes que hacen posible que el flamenco exista, que dan importancia a sus artistas, a sus escritores, a sus investigadores... Paula es de esas personas imprescindibles.


Curra Arroyo es el cante, la poesía, el debate, la tertulia extendida a lo largo de toda una noche... Curra es la reflexión del arte en sí, ella es artista, fue cantaora en sus inicios, hoy artista desde que se levanta hasta que se acuesta. Curra se rompe en mil poesías al amanecer... El alba granadina la coge siempre escribiendo, con un cigarro en la mano y el bolígrafo en la otra, y reflexionando acerca de cualquier tema ontológico. Ella sabe de arte más que el que lo inventó, y se permite aconsejar, porque quiere, porque puede y porque sabe.


A ambas les debo ratos, risas, llantos, sensaciones que conforman una a una nuestras necesarias experiencias de ese efímero proyecto de aficionados al cante que somos todos los que nos llamamos cantaores. GRACIAS A LAS DOS. Vuestro, Pini.