UN AÑO SIN ENRIQUE MORENTE


Vino y cante para recordar a Enrique

JUAN PINILLA | ACTUALIZADO 13.12.2011 - 08:48
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NO son muchos los actos que hay convocados por el aniversario del fallecimiento de Morente, pero nosotros nos detendremos en uno concreto, quizá el más entrañable. Lejos del ruido atronador de los acontecimientos que fija el calendario, en las inmediaciones de la Calle San Matías, calle donde por cierto también naciese el embrión de la Peña de la Platería, se ubica la guitarrería de Rafael Moreno. Su taller, donde se confunde el aroma de las maderas con el de viejos retratos que acarician el recuerdo de innumerables vivencias a lo largo de tantos años de afición, era un lugar frecuentado por Enrique Morente, quien encontraba en este entrañablemente flamenco que es Rafael Moreno a un cómplice y a un amigo.

Hace unos veinte días se reunieron en este enclave musical el entorno más íntimo de amistades del añorado cantaor. El anfitrión de la casa, Rafael Moreno, otro peso pesado del flamenco granadino, el guitarrista y también guitarrero Francisco Manuel Díaz, y junto a ellos, el gran aficionado Antonio Sánchez, su compadre Felipe, arquitecto y entrañable amigo de Enrique Morente, José Antonio Soler, asiduo acompañante y amigo personal del cantaor, el ex presidente de la Platería, Antonio Gallegos y el productor Juan Mesas, que también formaban parte del círculo más cercano a Morente, entre otros.

Irrumpimos en su rememoración, un acto sencillo e íntimo, donde a penas hubo lágrimas ni excedencias patéticas, en medio del vino, de las jarras, de las risas, del cante... Robamos un cacho de intimidad para contarlo en estas páginas, y un par de palabras a los guitarreros Moreno y Díaz. Este tipo de reuniones era en las que el maestro albayzinero se sentía especialmente a gusto, y ahora, algo suyo hay esparcido entre sus amigos más cercanos. Francisco Manuel Díaz nos comenta: "Lo hemos rememorado antes de un fecha tan grave para nosotros, como es el año de la muerte de Enrique. Hemos estado a gusto, ha sido beber y beber, que de llorar ni una lágrima". En medio de la reunión, Aurora Carbonell, viuda de Morente, llama a Rafael Moreno para agradecerle el motivo.

Francisco Manuel Díaz recuerda que la última vez que vio a Enrique Morente fue "un par de meses antes de que muriera, poco después del mismo verano de ese fatídico invierno, fue de estas cosas tan impensadas, y de buenas a primeras dice Enrique, el primero, siempre era el primero, coge la guitarra, y yo, Enrique que llevo quince años sin tocarte y dice ¿y qué?", nos cuenta Francisco Manuel entre la emoción y el humor del recuerdo. De ese encuentro ha quedado una grabación privada donde Morente canta acompañado por Francisco Manuel Díaz por seguiriyas, fandangos y tientos. "Y te deja planchado", relata Díaz "y luego la suerte es que dentro de lo que es una fiesta, lo escuchas a toro pasado y dices joder qué documento más bonito".

Rafael Moreno conserva tazas con los nombres de todos los personajes que visitan su guitarrería. La jarra de Morente aguarda escondida en su rincón. "Porque yo tengo la impresión de que Enrique cualquier día aparece por la puerta", comenta Rafael Moreno, en consonancia a lo inesperado de su desaparición. "¿Sabes cómo nos llamábamos Morente y yo?", espeta Francisco Manuel iluminado por el recuerdo. "Cuando nos encontrábamos decíamos, ¡cucha, el hijo de la Engracia! Y yo le contestaba, ¡mira el hijo de la Encarna!". Las madres de Morente y Díaz tenían su trabajo en las inmediaciones de la Plaza de las Pasiegas, y de ahí vienen los primeros recuerdos de ambos, jugando de pequeños en esta plaza.

Rafael Moreno nos cuenta con ese humor socarrón del que hace gala que el encuentro ha sido así: "Yo sabía lo que a él le gustaba, entonces a los íntimos pues los llamé y nos tomamos una copa en memoria de Enrique, puse una foto de él que está muy guapo en el centro, y ya está, su música, su cante, estuvimos hablando y cantando hasta que nos emborrachamos y punto". Le preguntamos por una grabación que hace mucho tiempo escuchamos en su guitarrería y nos asegura que es la misma que Morente escogió más tarde para su disco en directo. "Me dijo que por favor no saliera de aquí, y no se la presté ni a Pepe Habichuela que luego el mismo Enrique me dijo, hombre Rafa, no seas tan duro, y yo le dije, Enrique me has dicho a nadie y es a nadie", comenta entre risas el guitarrero. La grabación pertenece a un festival que celebró un colectivo de asociaciones de la guitarra del que Morente era el presidente de honor, y el cante es una espectacular soleá en la que Morente echa mano de su personalidad más profunda "Que hasta que la noche llegue/ nadie hable mal del día/ hasta que la noche llegue/ yo he visto mañanas tristes/ tener las tardes alegres".

Poco antes de culminar la reunión, Rafael Moreno propuso a los presentes organizar un encuentro de estas características todos los años pero alguien dijo que mejor cada tres meses, y en eso concluyó. Morente tendrá un pequeño y entrañable homenaje cada tres meses, en la intimidad de cualquier rincón que ellos mismos escojan, aquellos que compartieron con él tantos y tan buenos momentos de cante, en las noches en que el maestro se hacía grande en el rito sagrado que es en sí el cante flamenco y que brota especialmente cuando el artista se encuentra a gusto, bien rodeado por finos oídos y paladares exquisitos para el cante.

RAFAEL MORENO


Es uno de los personajes flamencos granadinos más significativos. Constructor afamado de guitarras flamencas y españolas, es un enorme aficionado, amigo de los más grandes artistas, entre ellos Morente y Juan Habichuela, canta con gran gusto por soleá, cante en el que se le atribuye una recreación personal que ya interpretan algunos jóvenes cantaores. De igual forma tiene un buen hacer por fandangos y milongas.

A FRANCISCO MANUEL DÍAZ. 70 AÑOS DE MAESTRÍA FLAMENCA

70 años de maestría

El guitarrista granadino Francisco Manuel Díaz es uno de los artistas históricos vivos del mundo del flamenco
JUAN PINILLA / GRANADA | ACTUALIZADO 24.12.2011 - 05:00
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El artista posa con una de sus guitarras.
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Pertenece a la misma generación de Bob Dylan, con el que a penas se lleva unos meses, pero a diferencia de su compañero americano, las guitarras que fluctúan en su biografía no son metálicas, si no de madera. Pero comparte con Dylan varios aspectos en común: ambos son hijos de posguerra, amantes de la literatura y antibélicos.

Francisco Manuel Díaz, uno de los más entrañables personajes del mundo del flamenco granadino, andaluz y nacional, cumple setenta años. Nació un 25 de diciembre del año 1942. Además de un destacado guitarrista de acompañamiento es uno de los más prestigiosos guitarreros que ha dado esa prolífica escuela de constructores de guitarras que amaneció en esta ciudad a principios del siglo XX. Con 16 años entró de aprendiz en el taller del maestro Eduardo Ferrer, donde estuvo varios años, antes de pasar al de Manuel de la Chica, con quien aprendió durante otro tiempo.

Cuando se consideró capacitado para construir por su cuenta, se instaló en el Carril de San Nicolás. Con posterioridad se afincaría en la Calle San José Alta, hasta trasladar su taller definitivamente al número 29 de la Cuesta de Gomérez. Sus guitarras, verdaderas obras de arte, son adquiridas por algunos de los guitarristas más destacados de la reciente historia del flamenco.

Sus recitales y sus acompañamientos al cante y al baile son inabarcables para realizar una biografía escrupulosa del personaje. En sus primeros tiempos participó en festivales repartidos por toda la geografía, grabó discos, colaboró en películas y fue uno de los más activos socios de la Peña de La Platería. Viajó por Francia, Alemania, Suiza, Bélgica, Rusia, Corea o Italia.

Entre 1980 y 1990 graba varios discos y viaja a Polonia donde imparte recitales acompañando a Paco Moyano. El Ministerio de Cultura lo reclama para organizar la parte flamenca del contexto cultural que conllevó la entrada de España en el Mercado Común Europeo. Participó en los espectáculos En la Platería, y ha dirigido otros como Duquela Pura, Flamencos Andaluces ySentimiento Andaluz.

Ha acompañado a algunos de los artistas más conocidos de la historia del flamenco, entre los que podemos destacar a Antonio Mairena, Tía Anica La Piriñaca, Cobitos, Manuel Ávila, Fosforito, Menese, Enrique Morente... Amigo de todas las grandes figuras, bautizó artísticamente con sus nombres a Eva La Yerbabuena y el también bailaor Manuel Liñán.

Continúa su labor de constructor, y acompañante eterno en numerosos festivales, especialmente benéficos, donde su solidaridad se pone al servicio de cualquier noble causa. Parece tocado por alguna varita del tiempo que lo mantiene con el semblante intacto, y a diario se le puede visitar en su taller de Gomérez donde escucha cante flamenco y construye, rodeado de fotografías y recuerdos que son parte de lo que ha sido su trayectoria artística y humana: una de las más prolíficas de la historia del flamenco de la segunda mitad del siglo XX. Va por usted, maestro.

MEMORIA JONDA 2011 EN GRANADA


El año que está a punto de concluir quedará marcado en esta memoria jonda por el ineludible argumento de la crisis y su impacto en el mundo del flamenco. Quienes profesan este arte como modo de vida han visto reducidos sus ingresos de forma notable, si bien las academias, los tablaos y los festivales, han sido los sectores con más descenso económico. Al ser menor la afluencia de público en los festivales, las pérdidas que supone encontrarse cuentas menos generosas en la recaudación de taquilla, hace que los programadores reduzcan sus actividades, con la consiguiente caída en efecto dominó en productores, coreógrafos, maquilladores, bailaores, cantaores, guitarristas, técnicos de sonido y puestos de trabajo que se generan de forma indirecta en torno a esta música.

Resulta algo complejo extraer cifras exactas dado al recelo que algunos artistas aún tienen para sacar a la luz su intimidad económica, pero no obstante hemos realizado una encuesta que nos puede mostrar de forma fiable, y con datos porcentuales, que en el caso de los tablaos, los que siguen funcionando (algunos tuvieron que cerrar) han tenido pérdidas de entre un 5 y un 15 %, según los datos extraídos. En cuanto a las academias, las consultas realizadas nos muestran un descenso del 20 por ciento en la matriculación de nuevos alumnos. Los festivales flamencos, que son los más castigados por la crisis (como dato a tener en cuenta, han desaparecido más del 70 % de los que existían hace 30 años) vieron reducidos sus presupuestos en casi un 50 % en el último lustro, lo que ha llevado a reducir en la mitad el número de artistas por festival. Las figuras de primera línea han visto reducida su contratación entre un 20 y un 40 %, si bien la causa principal en este caso, es la negativa de los mismos a reducir su caché artístico.

El nivel de programación en Granada, empero ha mantenido la altura, si bien los criterios a la hora de programar cada vez son menos técnicos o expertos, a favor del amiguismo. No obstante, el Los Veranos del Corral del Carbón, mantuvo con dignidad el público de otros años y una programación de altura. El Centro de Interpretación del Sacromonte y La Chumbera siguieron dándole prioridad a los artistas locales, frente a los foráneos, y el festival de Otoño, eclipsado por la omnipresencia de Juan Andrés Maya como director y artista, ha contado con figuras de gran renombre. La Peña de La Platería mantiene intacta su identidad de señera y señora de cuantas peñas existen en Andalucía, aumentó su programación con la proyección de películas de cine de temática flamenca dirigidos por el profesor Carlos Linares.

Un año flamenco marcado por el luto que se guarda a la memoria de nuestro histórico genio del cante, Enrique Morente. Durante 2011 han aparecido joyas inéditas musicales del maestro, así como grabaciones en video de sus últimas apariciones y la proyección de la película documental en la que Morente basó sus últimos alientos. Junto a Morente, nos han dejado este año el imprescindible artista sacromontano Juanillo Heredia, una de las máximas autoridades del Sacromonte, cantaor, guitarrista y referente en la lucha de la dignidad del pueblo gitano. También perdió la vida otra sacromontana de gracejo personal inolvidable, La Comino. Hija del escultor Luis Heredia y bailaora. Y hace a penas unos días, concluyendo esta memoria, La Presy, una india comanche convertida en gitana del Sacromonte, nos dijo adiós.

Los cantaores Curra Arroyo y Ángel Rodríguez ‘Chanquete’, recibieron sendos homenajes, tras más de 50 años dedicados al mundo del flamenco. El libro de flamenco más vendido en 2011 fue ‘La Zambra de Granada y los flamencos del Sacromonte’ de Curro Albayzín. En agosto, la joven cantaora Ana Mochón, estuvo a las puertas de conseguir la Lámpara Minera del Festival Internacional del Cante de Las Minas. Dos meses más tarde, en octubre, nos enteramos de la maternidad de una de las mejores bailaoras que ha dado nuestra tierra, Eva ‘La Yerbabuena’. Es tanta la dimensión artística de Eva, que de la gira internacional que tenía prevista para el próximo año y que ha pospuesto por su embarazo, no se ha suspendido ni un solo concierto, al contrario, los programadores esperarán para ver a La Yerbabuena en 2013.

Con todo, un año de luces y sombras en el que no se ha llegado a ningún acuerdo sobre las reivindicaciones de los colectivos flamencos que claman por una menor politización del arte y una gestión pública basada en criterios artísticos y no políticos. Las previsiones para 2012 no son nada favorables para la industria del flamenco, pero como bien se sabe el arte flamenco, lo que es el rito y la esencia, no sufre ningún tipo de crisis y se encuentra quizá en uno de los momentos más creativos y brillantes de sus 300 años de historia.

FALLECE LA PRESI

Fallece La Presy, la bailaora india que se convirtió en gitana

La artista, que nació en EEUU, vivió en Granada los últimos cuarenta años
JUAN PINILLA / GRANADA | ACTUALIZADO 27.12.2011 - 05:00
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'La Presy', dibujada por Zaafra.
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De india comanche a gitana del Sacromonte, la historia de esta bailaora, nacida en EEUU y afincada en Granada desde hace más de 40 años, es una vida repleta de aventuras y desventuras, de éxitos y fracasos adornados de una lírica romántica, como la de aquellos poetas malditos franceses.

La Presy ha ejercido su importancia en esta ciudad desde el punto de vista didáctico, pues ha instruido a numerosas bailaoras, entre las que destaca Patricia Guerrero, que han vestido de luto las redes sociales recordando la figura humana y artística de Priscila Treviño Lozano (San Antonio, Texas, 1950), hija de una india comanche y un padre de ascendencia española. Licenciada en periodismo por la Universidad de San Antonio (Texas), a pesar de sufrir un grave accidente en su infancia que casi la deja incapacitada, con 17 años ingresó en la compañía del gran maestro Ciro, con el que giró por EEUU siendo su pareja de baile. Destacan sus actuaciones en el Lincoln Center, el Carnegie Hall de Nueva York o la Ópera de Boston. Llegó a Granada con apenas 20 años, atraída por el baile de Manolete, de quien ha sido discípula. El nombre de Presy se lo puso Lola la Faraona, por deformación fonética de Priscila, un nombre poco común en el Sacromonte de los años 70.

En una entrevista que mantuvimos con ella en 2004, se confesaba enamorada del arte de los gitanos del Sacromonte, y decía encontrar paralelismos raciales entre los indios comanches de su EEUU natal y los gitanos andaluces. "Uno es de donde son sus muertos", comentaba a la pregunta de si echaba de menos su tierra, "pero mi vida está ahora aquí, en mi academia". Gran aficionada a la lectura, consideraba que Crónica de una muerte anunciada era el libro de los libros, donde siempre volvía para inspirarse.

Tan rápida y apasionante como la novela de García Márquez, ha sido su vida. Artistas como Alfredo Mesa, su guitarrista habitual, han lamentado la pérdida de "una de las mejores profesoras que he conocido, muy aficionada, con mucho carácter y a la vez con una sensibilidad especial, trabajadora y disciplinada. Nos trató como a sus hijos". Patricia Guerrero, una de sus principales discípulas, colgó en su página de Facebook el siguiente mensaje: "Gracias Presy por ser parte de mi baile y de mi enseñanza, por tus consejos, por tu saber, aunque ya no recibiré esa llamada que siempre me hacías, la tendré presente y seguro que siempre lo recordaré. Hasta siempre mi maestra".

La Presy, como tantos artistas flamencos, se encontraba en una situación económica muy modesta, motivo por el cual su cuerpo no ha podido ser aún inhumado y se encuentra a la espera de lo que decidan las asistentas sociales encargadas de su caso.

ENTREVISTA EN EL PAIS

http://www.elpais.com/articulo/andalucia/cantaor/olvido/elpepiespand/20111031elpand_10/Tes

REPORTAJE

Un cantaor contra el olvido

Pinilla honra con un libro-disco a los flamencos republicanos

FERNANDO VALVERDE - Granada - 31/10/2011
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El 11 de abril de 1938, en el frente de Teruel, con el anonimato de lo que se convierte en cotidiano, moría Corruco de Algeciras, un payo que había realizado una brillante carrera en el mundo del flamenco. Tenía solo 28 años y había cantado a la libertad como muchos otros artistas a los que esperó la muerte o el exilio. El cantaor Juan Pinilla (Huétor-Tájar, Granada, 1983) se ha empeñado en arrancar del olvido algunos de aquellos nombres. Su último trabajo se titula Voces que no callaron y ha sido publicado por Atrapasueños. Se trata de un libro-disco en el que el cantaor recopila algunos de los cantes de quienes lucharon con su arte por la consecución de las libertades y la democracia.

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      "He querido desterrar el tópico aterrador que asegura que los flamencos son del sol que más calienta", explica. Para ello, ha analizado las vidas y peripecias de nombres tan destacados como Pericón de Cádiz, Niña de los Peines, Manuel Vallejo, Angelillo,Carmen Amaya, Sabicas, Pena Hijo, Juanito Valderrama, Paco Moyano, Manuel Gerena, José Menese, Luis Marín o El Cabrero, entre otros muchos.
      "La mayoría tomaron parte por la República, aunque hubo muchos casos de nombres señalados a los que les tocó luchar en el bando nacional para salvar sus vidas y las de sus familias", aclara Pinilla, para el que "existe mucha demagogia". En ese sentido, ha optado por incluir en el libro a quienes defendieron "una postura ideológica", no un bando por el azar de la guerra. "Algunos responden a una militancia republicana manifiesta y otros exaltan la libertad y una idea de España muy cercana los años anteriores a la Guerra Civil".
      Durante la investigación que ha desarrollado durante más de dos años, Pinilla se ha encontrado con casos muy ligados al horror de la guerra. Es el caso precisamente de Corruco de Algeciras, un destacado republicano que escribió brillantes fandangos en defensa de la República en los que se exaltaban las figuras de Galán y García Hernández. También el de Chaconcito, que desapareció en el frente de Madrid. En Badajoz murió el Chato de las Ventas, se cree que de un infarto ante el anuncio de su fusilamiento. También Angelillo, el Niño de Utrera y Paco el Americano sufrieron la guerra y tuvieron que huir al exilio.
      En Voces que no callaron no solo se estudia a estos flamencos, sino que se les rinde tributo. "Es un homenaje sonoro al que he añadido textos de Groucho Marx, Allan Poe y Gregorio Marañón", explica Pinilla, que ha estado acompañado en el disco por las guitarras de Paco Cortés, Rafael Rodríguez y Josele de la Rosa, y las voces y palmas de Fita Heredia y Pepe Villodres. Además, ha contado con las voces de los actores Emma Cohen y Paco Algora, recitando versos de Marcos Ana y Gabriel Celaya, respectivamente.
      "El arte flamenco, como la literatura, como la pintura, no tiene por qué darnos lecciones políticas o de moral. El arte es la emoción, pero no concibo que los ciudadanos que son esos cantaores, o esos bailaores, no prevalezcan sobre su ser artístico", explica el autor. "He querido escribir un relato serio, sin fisuras y sin demagogia. Y he cantado lo que quería cantar. No hay aportaciones mías a la revolución que ellos emprendieron, pero tengo muy claro que nos toca a los ciudadanos tratar de aportar algo para que este mundo sea mejor", concluye.